De paciente
a médica sanadora

Mi historia con Hashimoto y mi renacer

A los 18 años recibí un diagnóstico que me marcó profundamente: tiroiditis de Hashimoto. Pero en realidad, mi cuerpo venía hablándome desde mucho antes.

Desde los 12 o 13 años vivía con una fatiga inexplicable, ansiedad, dolor, problemas digestivos y hormonales, y una caída de cabello que me quitaba la paz. Dormía horas y horas, y aún así sentía que el cuerpo no me respondía.

Cuando finalmente me dijeron lo que tenía, sentí alivio… y al mismo tiempo, tristeza. Me aseguraron que debía tomar una pastilla cada día, de por vida. Sentí que algo dentro de mí se apagaba. ¿Cómo podía ser que mi cuerpo no pudiera sanar?

Pero ese diagnóstico fue solo el comienzo.
Con los años llegaron otros más: ovario poliquístico, resistencia a la insulina, anemia, ansiedad severa. Me sentía atrapada en un cuerpo que no reconocía. Vivía una vida que no se sentía como mía.

Hasta que un día toqué fondo… y desde ese lugar oscuro, algo dentro de mí decidió buscar una chispa de luz.

Me inscribí en un curso de yoga para principiantes. No buscaba curas milagrosas, solo un poco de alivio. Pero lo que encontré fue mucho más: encontré el camino de regreso a mí misma.

Empecé a meditar, a respirar, a escucharme. A despertarme a las 5:30 de la mañana para conectar conmigo, incluso en medio del caos del internado médico.

Y mi cuerpo respondió.
Seis meses después, dejé el Eutirox. Mi energía volvió. Las enfermedades comenzaron a desaparecer. Volví a sentirme viva.

Hoy, soy médica.
Pero más que eso, soy una mujer que sanó.
Y que decidió convertir su historia en medicina para otras.

Por eso creé mi método: para compartir contigo las herramientas que me transformaron y que hoy han ayudado a mujeres de todo el mundo a sanar desde la raíz.

No estás sola.

De paciente
a médica sanadora

Mi historia con Hashimoto y mi renacer

A los 18 años recibí un diagnóstico que me marcó profundamente: tiroiditis de Hashimoto. Pero en realidad, mi cuerpo venía hablándome desde mucho antes.

Desde los 12 o 13 años vivía con una fatiga inexplicable, ansiedad, dolor, problemas digestivos y hormonales, y una caída de cabello que me quitaba la paz. Dormía horas y horas, y aún así sentía que el cuerpo no me respondía.

Cuando finalmente me dijeron lo que tenía, sentí alivio… y al mismo tiempo, tristeza. Me aseguraron que debía tomar una pastilla cada día, de por vida. Sentí que algo dentro de mí se apagaba. ¿Cómo podía ser que mi cuerpo no pudiera sanar?

Pero ese diagnóstico fue solo el comienzo.
Con los años llegaron otros más: ovario poliquístico, resistencia a la insulina, anemia, ansiedad severa. Me sentía atrapada en un cuerpo que no reconocía. Vivía una vida que no se sentía como mía.

Hasta que un día toqué fondo… y desde ese lugar oscuro, algo dentro de mí decidió buscar una chispa de luz.

Me inscribí en un curso de yoga para principiantes. No buscaba curas milagrosas, solo un poco de alivio. Pero lo que encontré fue mucho más: encontré el camino de regreso a mí misma.

Empecé a meditar, a respirar, a escucharme. A despertarme a las 5:30 de la mañana para conectar conmigo, incluso en medio del caos del internado médico.

Y mi cuerpo respondió.
Seis meses después, dejé el Eutirox. Mi energía volvió. Las enfermedades comenzaron a desaparecer. Volví a sentirme viva.

Hoy, soy médica.
Pero más que eso, soy una mujer que sanó.
Y que decidió convertir su historia en medicina para otras.

Por eso creé mi método: para compartir contigo las herramientas que me transformaron y que hoy han ayudado a mujeres de todo el mundo a sanar desde la raíz.

No estás sola.